La escucha activa: La habilidad social de la cual necesitamos escuchar

Aprendamos a escuchar, no solamente es oír 

La escucha activa, aunque suene a algo que todos deberíamos hacer por sentido común, es una habilidad que muchas veces se subestima o simplemente no se practica como se debería, en un mundo donde todos quieren hablar, opinar y ser escuchados, muy pocos realmente prestan atención a lo que los demás están diciendo.

Desde mi punto de vista, la escucha activa es una herramienta fundamental, no solo en el ámbito profesional o académico, sino también en la vida diaria, escuchar activamente no es solo quedarse callado mientras el otro habla, sino poner atención de verdad, hacer contacto visual, asentir, preguntar con interés y demostrar que lo que se está diciendo importa.

Lo curioso es que, cuando alguien se siente escuchado, todo cambia: se relaja, se expresa mejor y se genera una conexión más humana, en cambio, cuando uno siente que está hablando con una pared o que el otro solo espera su turno para responder, la conversación pierde todo su valor.

Creo que si todos pusiéramos un poco más de esfuerzo en escuchar con intención y sin juzgar, muchas discusiones se evitarían, los malentendidos serían menos frecuentes y las relaciones, en general, serían mucho más saludables.

Además la falta de escucha activa puede producir diferentes errores en la comunicación como veremos en el siguiente video sacado de la película no se aceptan devoluciones, que ilustra un caso clásico de falta de escucha.

https://www.youtube.com/watch?v=qIfSshMRDR4

Recopilamos los errores evidenciados en el video:

1. Interrupciones constantes

Los personajes se adelantan al mensaje del otro, completan frases o incluso cambian de tema antes de que quien habla termine. Esto impide recibir la idea completa y corta el flujo natural de la comunicación.

2. Falta de atención no verbal

Se nota una desconexión corporal: poca o nula mirada al interlocutor, postura cerrada o distraída. Estas señales no verbales transmiten desinterés e impide que la otra persona se sienta escuchada.

3. Escucha reactiva en lugar de reflexiva

Los personajes responden de inmediato con opiniones o consejos, sin antes parafrasear o confirmar que hayan entendido bien lo que dijo el otro. Esto muestra más intención de “ser escuchado” que de “escuchar de verdad”.

4. Cambio abrupto de tema

Se produce un “tema desviado”: al no concluir la idea priorizada, uno de los interlocutores cambia de enfoque sin cierre. Esto rompe la coherencia y genera confusión.

5. Ausencia de retroalimentación

No hay señales de tipo “¿eso es lo que quieres decir?” o “entiendo que te sientes…”. No realizar resúmenes ni demostraciones de que se comprendió impide que la otra persona se sienta validada.

Para evitar estos casos necesitamos tener en cuenta, estas sugerencias para lograr una correcta escucha activa:

  • Deja el celular a un lado
  • Muestra con el cuerpo que estás presenta
  • No interrumpas ni completes frases.
  • Haz preguntas que demuestren interés
  • No pienses en tu respuesta mientras el otro habla
  • Evita juzgar o dar consejos de inmediato
  • Haz un resumen o repite lo que entendiste

Después de aprender todo esto y nos hacemos las siguientes preguntas para reflexionar si ofrecemos una buena escucha a los demas y al mismo tiempo nos sentimos escuchados:

  1. ¿Escucho realmente para entender o solo para responder?

  2. ¿Cuántas veces interrumpo a alguien sin darme cuenta?

  3. ¿Siento que las personas con las que hablo me escuchan de verdad? ¿Y yo a ellas?

  4. ¿Qué impacto tiene la escucha activa en mis relaciones personales o académicas? 

    Gracias por leer nuestro blog

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